Cementerio de Logroño

Introducción

LOGROÑO 1936

En tan sólo 165 días de 1936, entre julio y diciembre, fueron asesinadas en La Rioja 2.000 personas. Todas civiles, todas ajenas a una guerra declarada por sus ejecutores, todas eliminadas en un planificado proceso de exterminio que comenzó el 19 de julio.

Las víctimas procedían de las razias que las milicias de falangistas y requetés desplegaron por toda la provincia. Una vez capturadas, si no eran asesinadas rápidamente en cunetas y descampados, las conducían hasta Logroño para hacinarlas en los centros de clasificación habilitados en el frontón Beti Jai, y en la Escuela Industrial. No conocemos su número exacto, a través de los testimonios y del número de asesinados, sabemos que fueron varios miles.

En condiciones infrahumanas, enfrentados a una muerte cercana, en medio de la noche, oían tumbados en el suelo la lectura de una lista con nombres.  En el frontón Beti Jai, se leía con voz alta desde la cortina roja de entrada a la cancha. En la Industrial, en un interminable abrir y cerrar de puertas, sala por sala. Eran las Sacas, la salida de las víctimas elegidas para ser asesinadas esa misma noche en los alrededores de Logroño.

Gracias a los libros del cementerio de Logroño, a los atestados judiciales, a los registros de Cruz Roja,  y a distintos testimonios se pueden identificar los enterramientos de 395 personas muertas de forma violenta desde el 22 de julio de 1936. 26 en julio, 210 en agosto, 118 en septiembre, 13 en octubre, 12 en noviembre, y 20 desde diciembre de 1936 hasta el 6 de febrero de 1942.

Agosto de 1936 fue el mes con mayor número de víctimas. Todos los días de mañana, un agente judicial y un médico forense llegaban al cementerio por la entrada de la carretera de Mendavia a levantar acta. Varios grupos de personas los aguardaban, nerviosas, para entrar detrás de ellos a un angosto edificio incapaz de contener tanta angustia. Allí estaban los cuerpos que los camilleros de la Cruz roja habían recogido al amanecer en los alrededores de Logroño

.  Gracias a sus apuntes sabemos que 97 los encontraron en las tapias del cementerio, 83 en La Grajera, 60 en la carretera a Viana, 32 en la carretera a Zaragoza, 26 en el huerto de Las Bolas, 15 en la carretera a Oyón, 10 en el Arco de Navarrete, 8 en la Estación de Fruticultura, 7 en el Ventorrillo de las 3 provincias, 5 en Los Cascajos de Villamediana, 4 en el cementerio de Varea, 4 en  Ygay, 3 en el puente de Hierro,…

El agente judicial dictaba las habituales fórmulas legales:

”En Logroño, a 7 de agosto de 1936,  se constituye el Juzgado de Instrucción en el depósito de cadáveres del cementerio de Logroño, donde se encuentran catorce hombres exánimes…

Invitadas las personas presentes a la identificación de dichos cadáveres ninguna puede dar razón de los mismos.

En su virtud se procede a tomar las notas correspondientes, resultando dar los datos y pormenores de cada uno de ellos:

1º Un hombre de unos 20 años, rubio, que viste chaqueta gris rayada, camisa rosa a rayas, pantalón de pana a rayas, sin calcetines, alpargatas negras, sin documentos y con un pañuelo blanco a rayas exteriores de color violeta…”

Así,  hasta 14, ese 7 de agosto .

El calor del verano y la llegada diaria de muchas víctimas a unas instalaciones reducidas obliga al rápido enterramiento de los cadáveres. No se puede esperar demasiado para su identificación. La lista con su descripción se clava al lado de las de los días anteriores en la puerta de madera, a la espera de que alguien pueda dar razón de aquellas vidas robadas.

A día de hoy, en 2021, 85 años después, 19 de los 398 siguen siendo anónimos. De alguno tenemos su descripción y por tanto sabemos su edad aproximada. De otros sólo sabemos que estaban tan descompuestos que nadie pudo reconocerlos. De algunos, sólo ha quedado su inscripción en el libro de enterramientos: “Un hombre desconocido nº 16”.

Del resto sabemos que procedían de 63 municipios riojanos, 96 de Logroño, 26 de Lardero, 20 de Calahorra, 19 de San Asensio, 16 de Ábalos, otros tantos de Cenicero, 14 de Villamediana, 12 de San Vicente de la Sonsierra, 11 de Briones, …

Sabemos que dejaron  viudas, y al menos 613 huérfanos…  Sabemos que el asesinado más joven fue Juan Salazar Blanco, de Lardero, de 15 años, pero no sabemos ni sus delitos ni la razón del odio de sus asesinos. También, que  para sacarlo del Beti Jai, tuvieron que arrebatarlo a culatazos de los brazos de su padre que estaba preso con él. Fue la víctima más joven, enterrado el día 10 de septiembre de 1936 a las 11 h 45 minutos en “El 2º Cuadro Izquierda, hilera 20 sepultura 6ª”. 5 minutos después a las 11:50 en la sepultura siguiente enterraban a su tío Félix Blanco Blanco, también de Lardero, de 45 años.

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