Sin hacer nada a nadie

“Sin hacerle nada a nadie

en el año treinta y seis

Me llevaron a la cárcel sin saber cómo y por qué…

De vez en cuando los curas entraban a confesar

poneos a bien con Dios, decían pues os van a fusilar…

En el frontón Beti-Jai hacinados como ovejas

dormíamos en el suelo igual que las comadrejas.

Esperando con temor a las dos de la mañana

que era la hora crucial en que a los presos llamaban”.

Teodoro García Duro.

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